domingo, noviembre 19, 2006

De Críticos y El Sistema

El rotativo Hoy publica en sus páginas dos artículos interesantes del cine local: Jimmy Sierra se enfrenta a los críticos con una retrospectiva de diversos análisis hechos por analistas de cine locales -en especial a Armando Almánzar- sobre las películas dominicanas y pone a prueba de que el crítico, en vez de evaluar correctamente el modus operandi de un film de factura criolla, lo despedaza en aspectos púramente técnicos, sin sentido alguno. En este caso, esta reacción de Sierra ante los críticos es una voz que sigue expandiéndose entre muchos realizadores y pone a luz pública el choque de ideas entre críticos y directores locales:
"La verdad es que todo parece indicar, que lo más cerca de una sala de edición que ha pasado este señor es a la distancia que media entre Santo Domingo y Ciudad del Cabo."
Mientras tanto, la periodista Joselin Rodríguez capta los pormenores de la recién estrenada película El Sistema y apunta que el filme tiene elementos muy marcados a lo que se ve en largometrajes de acción hollywoodenses. Afirma que esta ópera prima de Humberto Espinal, es un esfuerzo en conjunto -y bien resaltado- de jóvenes egresados de Cine de la UASD. Lo positivo que puntualiza -y nosotros desde este espacio- es la forma como está contada la película y el lenguaje criollo, elementos en que no falló en ningún momento. Finalmente, recapitula en que los amantes del género de acción pueden sentirse a gusto con este film.

13 Comments:

At noviembre 19, 2006 9:51 p. m., Anonymous Anónimo said...

De Miguel Angel Bonifacio.

Me da mucha alegria escuchar los buenos comentarios de esta pelicula, sobre todo del público.
Particularmente no me extraña oir o leer lo que esta sucediendo con esta produción. Lo primero es que Humberto empezó por donde debe empezar todo el que quiere hacer cine bien hecho, insisto, no es casualidad. Escuche a alguien decir que se parece a las producciones hechas en Estados Unidos y que pareciera que nuestro colega había visto mucho del género. Señores los críticos si deben ver muchos cine pero no los directores. Si saben las tecnicas para hacer cine, que son universales, si son academicos y escriben bien(talentos)hay posibilidad de que las cosas les salgan bien, eso es lo que ha hecho Humberto.
¡SUERTE PARA EL Y SU EQUIPO!

 
At noviembre 19, 2006 9:57 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo acabo de ver la pelicula en el palacion de cine y ami me gusta a pesar de argunos detalles pero yo soy una persona que conpredo las limitaciones.
Fui apoyar a mi colegas Humbery Espinal Y Victor Martinez como lo are con Robert Cornelio.
Y pesar de los que paso en este proyecto lo dije y lo vuevlo a decir lo que paso en EL SISTEMA entre ellos y yo Caso Carrado.
Muchas felicidadez a Humberto y Japon.
Fue Hoy Justamente hoy luego de dos dia de rodaje de un video clip sali con mi Novia que es Extranjera y a ella le gusto tambien la pelicula.
Asi que vamos a dejar las criticas y vamos a Apollar al EL SISTEMA.

HENR O. VASQUEZ

 
At noviembre 20, 2006 8:05 a. m., Anonymous Anónimo said...

JOOODEEERRRR, ahora resulta que quien supuestamente atacaba a Huberto, lo apoya, se ve que hay hay otras manos metidas en acabar con la pelicula... cuanta envidia hay en este medio. Bien hecho Henry Vasquez diste un paso importante en tu carrera.

 
At noviembre 20, 2006 8:26 a. m., Anonymous Anónimo said...

Lo dije desde hace mucho que Henry me habia dicho que el caso EL SISTEMA es caso cerrado.
No se quien es que quiere hacer creer que el es uno de lo que esta acabando a HUMBERTO ESPINAL.
EL habia hablando con JUAN NANNUM y textualmente lo dijo.
Asi que no me sorprende yo hable con el y me dijo que ira apoyar a humberto espinal y victo martinez.
asi que todos tenemo que apoyar el sistema bueno o mala es nuestra dominicana hasta la tambora

 
At noviembre 20, 2006 8:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

Al escritor y director de LILIS (!) que deje de criticar. Punto. Que si Almanzar no sabe de cine, Jimmy Sierra menos.

 
At noviembre 23, 2006 6:44 p. m., Anonymous Anónimo said...

En realidas los articulos publicados por Lilis fuenon 5 y no 2 como se ha mencionado a continuacion los articulos citado:



Estos son los seis artículos sobre la crítica de cine que publiqué en el Listín Diario y en Hoy. Salieron de manera desordenada, por lo que se perdió su esencia. Aquí están, tal y como fueron escritos por el autor conservando, además de los títulos originales, las claves que fueron incluidas a modo de acrósticos.



EL CINE NACIONAL Y LA “CRÍTICA”

Por Jimmy Sierra

“El ave canta, aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas”.
José Santos Chocano
Un fantasma recorre Santo Domingo: el fantasma del cine nacional.
Naciente, es un sol vilipendiado. Zaherido, Burlado. Escupido. Al ser nuevamente golpeado se levanta y, tambaleante, a tientas, como un borracho lleno de contento, vuelve a retomar su camino.
Sin duda, contra este fantasma se han conjurado en santa jauría comentaristas fracasados, turiferarios vendidos y muladares intelectuales, quienes han rendido tributo a los tres padres de una patria infame: el odio, la envidia y la frustración.
Os diré que de este hecho se desprenden dos consecuencias.
La primera es que el incipiente cine nacional es algo que pone a temblar a todo aquel que nunca creyó que pudiera existir.
O que pudiera sobrevivir. La segunda, que es hora ya de que los que hemos trabajado desde siempre por él, expresemos a la luz del día y ante el mundo entero sus ideas, sus tendencias, sus aspiraciones, saliendo al paso de esa leyenda fantasmal, presentado sus reales dimensiones.
Fijaos, que no se trata ya de los trabajos aislados de Francisco A. Palau, Franklin Domínguez, CINEC, Cine Militante y Agliberto Meléndez que sucumbieron, en un caso, ante los ataques arteros, en otro, ante la cruel indiferencia. Pues, a partir de “Nueva Yol”, de Angel Muñiz, el fenómeno se ha ido consolidando a tal punto que ha estremecido hasta sus cimientos los altares de la vagancia y la mendicidad intelectual, parapetados durante más de cuarenta años detrás del pomposo título de “críticos oficiales de cine de la República Dominicana”.
0bedeciendo a la necesidad de entrar en materia es preciso, primero, entender cómo se hace una película y cuáles son los pasos para llevarla al espectador.
Todas las cosas comienzan así: un grupo de gente, lleno de ilusiones, acoge una idea y la transforma en un guión. A seguidas, se lanzan con su “proyecto” a buscar los recursos necesarios para materializarlo. Se buscan los escenarios, los locales interiores dónde se rodará y todos los elementos de la producción: vestuarios, utilería, maquillaje, etc. Entretanto, se sigue detectando los recursos para el alquiler de la cámara, compra de película virgen –o video-, para el transporte y la logística, la comida, el agua… Y, finalmente, superados todos estos obstáculos, llega el día del rodaje: durante dos, tres o cuatro semanas el equipo lo entregará todo por plasmar su sueño en una pantalla.
Orgullosos, terminando esta fase, proceden a la etapa crítica: la postproducción. Aquí surgirán otras inquietudes: ¿Argentina, Miami, Nueva York o El patio? Definido esto, se pasará a los ajustes de imagen y sonido, musicalización, efectos sonoros…
Gradualmente, esto durará cuatro, cinco o nueve meses. Y, mientras ello ocurre, se procederá a hacer los arreglos de porcentajes con los cines: 50/50, 60/40, 70/30, 80/20… La primera cifra, para los cines, la segunda, para los productores. Al mismo tiempo, se buscará el dinero para la publicidad: afiches, sitio de Internet, radio, cine, televisión, periódicos, vallas grandes, vallas pequeñas lumínicas…
Respirando todos juntos, al fin, luego de un año de trabajo estamos listos para… ¡Armando Almánzar y Arturo Rodríguez!
A continuación, estos caballeros salen disparados de la sala donde se hizo la première hacia los cronistas de farándula, que tienen cámaras de televisión preparadas para oírles decir: “¡Eso es un disparate, y nadie debe ir a verla!” Al otro día, escriben sus “críticas demoledoras” en dos de los principales diarios del país, mientras un coro servil, como en una ópera bufa, está a la espera de la señal, para reproducir a continuación todo lo dicho por estos mega divos…
Mirad el resultado: Con suerte, la película durará tres semanas en cartel. Y todas las ilusiones, como un cristal, habrán sido lanzadas con fuerza contra el pavimento. Pisoteadas, ofendidas, humilladas, perdiéndose irremisiblemente, con todo el esfuerzo y el dinero invertido en ellas.
A decir verdad, esos depredadores esperaron una y otra vez el paso de las tortuguitas que salían de la costa hacia la mar y, en cada caso, se abalanzaron sobre ellas sin piedad. Acecharon los pichones que buscaban los cielos más altos, en su primer vuelo. Se lanzaron sobre las mansas ovejas con violencia, asestándoles, con el mayor sadismo, golpes inmisericordes, siguiendo lo dicho por Calígula: “Golpéale, para que pueda sentir que está muriendo”.
Deberíamos, aquí, preguntarnos: ¿Por qué estos francotiradores han disparado con tanto ensañamiento, con tanta perversidad? ¿Sería acaso, simplemente para hacer su cotidiano ejercicio de autocomplacencia intelectual? ¿Lo harían por pura maldad? ¿O responderían ellos a algunos intereses espurios? Incluso, podría pensarse en la respuesta que dieron la semana pasada a una madre que, con el corazón destrozado, estaba en el Angelita y, al verle, le preguntó:
-¡Infame! ¿Por qué lo hiciste?
El mosquito del dengue le respondió:
-Yo no chupo la sangre por placer, sino para sobrevivir.
Les diré, pues, que responder a estas interrogantes es el objetivo de estos artículos, que publicaremos durante varios días seguidos por este mismo periódico.
Indefectiblemente, nos daremos cuenta de cuáles son las fuerzas, las pasiones que mueven a estos “emperadores”, a estos “pontífices”. A estos “oráculos” infalibles cuya voz ha estado, durante más de 40 años, fuera de toda discusión.
Les mostraremos el proceso que ha permitido que, del modo más romántico, se entregue a los lobos el cuidado de las ovejas. Observaremos cómo hemos llegado a permitir a unos pocos prender fuego a toda la casa para que pudieran asar un pedazo de batata. Mostraremos la forma en que estos torpederos han hecho zozobrar innumerables sueños, con la complicidad ingenua de una gran mayoría, que los ha visto hacer su infame “performance”, muchas veces ensalzándoles, como para dar la razón a Dionisio de Halicarnaso, quien afirmara: “La muchedumbre es la madre de todos los tiranos”.
Iremos, mañana, directo al grano más, para terminar esta parte, debo dejarles con los versos que me sugirió Narcisazo, a quien vi en sueños una de estas noches:
“Dos pedantes, hiede vivos”
“Hicieron un pacto un día:”
“Mataremos ilusiones,”
“Mataremos utopías”

Y se lanzaron furiosos
Detrás de las esperanzas
La atacaron con cuchillos,
Puñales, piedras y lanzas

Pero el daño se dañó
Sólo metieron la pata
Y por ello les salió
El tiro por la culata.

Será, entonces, a partir de mañana, cuando comenzaremos a demostrar esto, en un peregrinaje en busca de la verdad.





LA “CRÍTICA”: MÁS DE 40 AÑOS DE ENGAÑOS, FALACIAS Y HOLGAZANERIA
Por Jimmy Sierra
“Seis honrados servidores/me enseñaron lo que sé,
sus nombres son: cómo, cuando, cómo, qué, quién y
Por qué”.
Rudyard Kipling

Veamos: es frecuente citar esta frase atribuida a Joseph Gobbles: “Una mentira repetida al infinito se convierte en verdad”. Y aquí hay algunos caballeros que tienen más de 40 años, que en este caso es más que el infinito, repitiendo lo mismo.
A fin de comprender su influencia sobre el espectador, recurramos a “La vida de Eddy Duchin”, película donde se nos presenta al pianista cuando su novia, cuyo tío, que es crítico del Carnegie Hall, le consigue una oportunidad de presentarse allí. Durante la función, la chica se percata de que las cosas no marchan bien y que el público se prepara para abuchear a Duchin y malograr su presentación. Entonces, desafiante se pone de pie y, desde su balcón, comienza a aplaudir, solitariamente. El tío, quizás por lástima, la imita haciendo chocar sus guantes en señal de aprobación. Acto seguido, al observar esto, varios espectadores que están en la platea se quedan sorprendidos y uno de ellos grita: “¡Mira, el gran crítico Fulano está aplaudiendo! Entonces, esto es magistral”. Y, a seguidas, comienzan a aplaudir, contagiándose toda la sala, que no mira al pianista, sino al critico que les ha hecho salivar, al conjuro de Ivan Pavlov.
La triste realidad es esa: el espectador común, muy a menudo, no tiene un criterio sobre el arte, siendo conducido caprichosamente por cualquier circunstancia. Seguramente, habréis observado que, cuando las personas llegan a una fiesta o espectáculo y ven la sala vacía, no se animan a entrar, esperando que “haya bastante público”. Luego, si llegada la hora fijada, la sala sigue vacía, la gente –que ha ido a dar una vuelta por los alrededores-, desiste de la función. Por el contrario, si cuando llegan encuentran la sala llena y el portero les advierte que no hay un solo asiento, le implorarán: “¡Déjanos entrar, por favor, que nos sentaremos en el piso!” Y así lo hacen: colman todos los pasillos, las paredes, casi hasta los techos, porque “si hay tanta gente es porque esto es interesante y luego podré decir: Yo estaba allí”.
Esa “cultura” de la mediocridad pequeño burguesa es lo que ha permitido a estos caballeros controlar la taquilla durante más de 40 años, convirtiendo sus “opiniones” –mejor decir, sus caprichos y gustos-, en un dictado que acatan ciegamente muchos espectadores quienes, a menudo, no leen ni siquiera las “críticas”, sino que se limitan a preguntar: “¿Qué dijo Fulano sobre esta película?”. Y no les importa que la “crítica” de marras no refleje en absoluto el rigor de un análisis, y que no sea otra cosa que un simple telón de fondo.
Ciertamente, ello no sería tan pernicioso si los “críticos” de marras produjeran trabajos de seriedad. Trabajos responsables y ponderados, basados en conocimientos ciertos e irrefutables. Si sus “críticas” fueran tales y no comentarios o reseñas baratas, sin ninguna rigurosidad. Sin ningún tipo de análisis.
Infelizmente, estos caballeros no cumplen con ninguna de las tres funciones de la crítica: informar, formar y promover, contrario a otros países donde tales premisas han sido el norte de la crítica. Basta recordar los teóricos de la Novelle Vague, en Francia: Chabrol, Rivette, Truffaut, Jean-Lec Gudard y su mentor André Bazin.
Estos “gacetilleros”, por el contrario, se han pasado estos últimos 40 años usurpando el título de “críticos”, cuando en realidad no califican ni para cronistas.
Nadie puede dudarlo. “Pero, –me dirán, –Freddy, Corporán, los Salcedo, Johnny Ventura y Luisito Martí, tienen también 40 años haciendo lo mismo”. Es verdad. Pero, son 40 años “haciendo”, no “diciendo”. Y han dejado un legado. Han mantenido toda una tradición de orientación y entretenimiento, creando numerosos personajes de comedia para la televisión y la radio, producciones discográficas, representaciones en vivo y otras ofertas ligadas al arte, que han convivido con el pueblo durante todo ese tiempo.
Me atrevo a afirmar que ellos pueden decir, con Sixto V: “Dejadles que murmuren, pues nos dejan mandar”.
Indefectiblemente, y por el contrario, a estos “críticos” les cabría la acusación de “eunucos de un harén” que les hizo a cierta gente el dramaturgo irlandés Brendan Behan: “Están allí cada noche. Ven hacerlo cada no noche, pero no pueden ellos mismos. Son custodios de un tesoro que no pueden tocar ni cambiar”.
Les cuesta trabajo comprender cómo es posible que se entregue diez, veinte y treinta millones de pesos a “unos loquitos surgidos de la nada”, pasándole por encima a ellos, que tienen más de 40 años publicando “críticas geniales” y para quienes conseguir una cuña de radio es un viaje de aquí a la eternidad.
Veamos, ahora esto: la preocupación fundamental del cine en los países del llamado Tercer Mundo es la distribución: cómo para hacer que sus películas rompan la barrera impuesta por la industria de Holllywood, que copa más del 90 por ciento del tiempo en las pantallas –aquí, casi el 100%. Sin embargo, en nuestro país ese no es el problema más grave: sino los quinta columnas, los francotiradores, los caníbales, capaces de comer carne humana, con tal –entre otras pequeñeces- de ver su nombre en los recuadros publicitarios de las empresas exhibidoras: “Esta es la opinión de Zutano”, “”Así escribió Mengano”, “Aquí el comentario de Fulano”.
En otros países los críticos, además de ponderar y analizar objetivamente las películas nacionales, buscan salida a tal aislamiento. Proponen soluciones. Incluso, entienden que el cine, siendo una industria nacional, debe abrirse paso luchando con una fiera competencia. Es por ello, que comprenden su responsabilidad. Son, en realidad, críticos .Y escriben sus opiniones buscando mejorar las obras, no matarlas. Tratan de enriquecerlas, no asesinarlas. Perfeccionarlas, no estuprarlas. Por supuesto, ellos saben lo que tienen entre manos. Conocen el oficio. Están preparados para ello.
Comprendamos cuán lejos de esas premisas están estos caballeros, al ver lo que ocurrió con el estreno de la película “Enmanuel”. Sucedió en ese caso, que contrario a todos los demás, la película llegó sin el “press book”, o folleto que acompaña a todas las películas, donde se presentan los datos de la misma, créditos e, incluso –y sobre todo- las críticas que se ha hecho a la cinta. Entonces, al verse desamparados, esos “críticos” no tuvieron otro remedio que exprimirse el cerebro para sacar algunas ideas “geniales”. De modo, que Armando Almánzar se desvivió en elogios sobre esa obra magistral.
Esa fue, la misma idea que sostuvo Arturo Rodríguez. Ambos, al igual que casi la totalidad de los “críticos” del patio, llegaron a la conclusión de que esa película debía estar entre las mejores de todos los tiempos.
Sin embargo, estos tíos no sabían que Enmanuel era… ¡Una película pornográfica! Después, siguieron escribiendo, impertérritos, inconmovibles, como que nada pasó, como el emperador de Hans Cristian Andersen que, luego de ser engañado por unos timadores que le hicieron creer que le habían hecho un traje con una tela invisible, que sólo podía ser vista por la gente honesta, se atrevió a desfilar por ante todo su pueblo completamente desnudo, teniendo el tupé de seguir erguido, a pesar de haber sido puesto en evidencia por una niña.
Mas, debo admitir que sólo Carlos Francisco Elías acertó en el verdadero carácter de aquella cinta.
¡Ayayayyyy! ¡Y tienen más de 40 años haciéndose pasar por críticos! ¡No merecen ni el título de gacetilleros!
Será, entonces, a partir del próximo trabajo cuando profundizaré en esto. Les presentaré, cara a cara, quién es quién en esta ridícula performance.

ALMÁNZAR 1, LA FORMA: ¡DESMITIFICANDO A UN ÍDOLO DE BARRO!
Por Jimmy Sierra
“No hay espectáculo más terrible que la ignorancia en acción”.
Goethe
Quizás me resulte penoso tener que abordar este tema: un hombre que tiene más de 40 años “escribiendo”, 40 años elaborando “narraciones”, 40 años teorizando sobre “crítica de cine” y que, sin embargo, en los primeros ocho párrafos de un artículo tenga un amasijo increíble de faltas de construcción.
Una tarea realmente desagradable. Pero la osadía de este caballero no me deja otra alternativa.
Esta primera parte, pues, tratará tan sólo de los gazapos increíbles cometidos por el señor Armando Almánzar al publicar, en EL LISTIN DIARIO, un “artículo” con el pomposo título de “Lo positivo del cine dominicano es que existe, pero la calidad…(sic)”, en fecha 16 de septiembre del cursante 2006.
Ufanándose de su propia sapiencia, de entrada el título nos revela la pobreza estilística del susodicho.
No hay duda de eso. Y, al comenzar el cuerpo o texto este hombre escribe: “Lo positivo en este artículo sobre el cine dominicano (sic), para comenzar es que, definitivamente por lo menos ya podemos decir que existe…”. Es decir, declara simplemente –y sin sonrojarse- que hay un sólo aspecto positivo “en este artículo sobre el cine dominicano”.
Más claro no puede estar: no se refiere a “lo positivo del cine dominicano”, sino “a lo positivo en este artículo sobre el cine dominicano”. Es a cosas como estas que Freud llama “lapsus linguae”: El señor Almánzar fue sincero: admitió de entrada que lo único positivo “en ese artículo” es que “existe”.
Ingenuamente, en el párrafo dos, Armando escribe: “Decididamente, ya tenemos una corriente firme de films del patio… (sic)”. ¿Qué les parece? ¡”Una corriente firme de films del patio!”. ¡Y este hombre tiene más de 40 años publicando “artículos” en los periódicos!”. Sin exigirlo, le daríamos el puesto de “El padre de la cacofonía”.
Lean lo que dice en el párrafo tres: “… Y nosotros nos inscribimos en quienes de esa manera opinan”. ¡Ay, Jehová! ¡Se inscribe encima de la gente! Sobre “… quienes de esa manera opinan”. ¿Qué habrá querido decir? No cabe duda de que las frases hechas, los lugares comunes, los clichés y estereotipos han creado una camada de “intelectuales de la vagancia” que creen que con tan sólo “inscribirse” están diciendo algo.
¡Lamentables! No estudian. No investigan. No profundizan. Por el contrario, en materia teórica son partidarios fervorosos de este proverbio chino: “No hagas de pie, lo que no puedas hacer sentado, ni sentado lo que puedas hacer acosado”.
Orondo, charanguero y festivo, en el párrafo cuarto nos trae una confusión mayor: “Ahora bien, viene (sic) entonces la gran pregunta: ¿hasta cuándo vamos a estar esperando por su calidad?
No lo comprendo. Lo confieso. Lo que hay que preguntarle a usted, caballero, es esto: ¿Por la calidad de quién? O de qué. ¿Está usted hablando de “la corriente firme de films”, de la “existencia” de la corriente, de la “existencia” de las películas”, o de qué? Porque resulta, que en este párrafo usted no tiene un antecedente claro que le permita referirse a él. De donde, ha incurrido usted en un tremendo desaguisado.
Dice, en el párrafo cinco: “Por lo pronto, Nelson Peña hizo Círculo Vicioso y esa (sic) es una pieza fundamental elogiada tanto aquí como en USA (Sic)”. ¡Válgame, Dios! ¿Es que Armando jura que utilizando una palabra o una frase cliché –una pieza fundamental- está autorizado a escribir cualquier disparate? No, amigos: los lugares comunes no dan licencia para matar… el idioma.
El mismo párrafo cinco nos trae otra delicia: “Es casi como decir que un cuento escrito por nosotros estando en Ciudad del Cabo (sic) no es dominicano”.
¡Señores! ¿Qué es lo que estaría en Ciudad del Cabo, mi amigo? ¿El cuento? ¿Usted? ¿O el infortunio de leer eso? Claro, usted parece estar bien perdido, quizás tan lejos como en Ciudad del Cabo.
Una más: En el siguiente párrafo, en el seis, este “crítico” escribe: “… y junto a insoportables bodrios que no la alcanzan en calidad, sobre todo norteamericanas también (sic). ¿Qué significa esto? ¿Qué quiere este hombre decir con “… sobre todo norteamericanas también? ¡Vaya estilo!
Soltemos otro ejemplo de lo que es capaz este amigo. Lo encontramos en el párrafo siguiente, en el siete: “… la apestosa comedia con Adam Sandler (sic)”.
¡Caramba! ¿Qué querría decir este hombre con esto? Como en el caso de algunos escolares principiantes que, en sus garabatos iniciales no pueden descifrar lo que escribieron. Lo duro es que este amigo tiene más de 40 años “escribiendo”.
Un problemita más: en el párrafo que sigue, el ocho, el amigo comienza así: “Y, a pesar del asombro y hasta (sic) las diatribas (sic) de algunos oyentes de la radio…” ¡Jesús! ¿Qué es esto? Dígame usted: “oyentes de la radio”… De seguro, que también podría referirse a los “videntes de la televisión”. Y a los “audio videntes del cine”, y a “los contribuyentes de la DGII”, y “los tarjeta habientes del banco de…”.
¡Ay, mi Dios! En el mismo párrafo ocho, garabatea: “Mejor sería decir (sic) que se fajó en Estados Unidos (sic) con restos de película que dejara Kubrick (sic) y que la hizo con una idea muy particular (sic)…” Por favor, ¿alguien podría decirme qué sería esto? ¿Alguien sabría interpretar qué quiso decir este hombre con “restos de película que dejara Kubrick?
“¿Restos?”… Suponiendo que se refiere al realizador Stanley Kubrick, ¿cuáles serían unos “restos” de película dejados por él? ¿Alguien le destruiría a Kubrick alguna película y quedarían restos esparcidos por el suelo y el señor Nelson Peña los recogió? Le doy un premio mayor a aquel que pueda descifrarme este jeroglífico. ¡Ayayaay!
Todo esto en sólo ocho párrafos.
Increíble, ¿verdad? ¡Y pensar que este personaje tiene más de 40 años “escribiendo” de cine! “Criticando” “Dando cátedras” “Sentando precedentes”… ¡Pobre infeliz! El tiempo –y el espacio de este periódico- no nos permiten seguir adelante, pero entendemos que con esto ha quedado al descubierto el gran “genio” que, incluso, llegó a escribir un párrafo de ¡45 líneas! Tal vez encontró a su gusto la siguiente disquisición de Blaise Pascal:
La expresó así: “… Y si escribo esta carta tan larga, ha sido porque no he tenido tiempo para hacerla más corta”.
La verdad, es que estamos frente a una gran decepción. Pero, todo ello sólo en la forma. ¿Qué decir del contenido? ¿Sabe este hombre de lo que está hablando cuando hace una de esas cosas que él llama “crítica de cine”? ¿Tiene alguna idea, aunque sea aproximada, de aquello que supuestamente critica?
Abordaremos este asunto en el próximo trabajo. Demostraremos que, si en la forma este caballero está más perdido que el hijo de Lindbergh, en cuanto al contenido está más allá, mucho más allá de la Ciudad del Cabo.
Sólo después de ver cómo este caballero se ha auto guillotinado, podemos entender a Jacinto Benavente:”Los náufragos no eligen puerto”.



ALMÁNZAR 2, EL CONTENIDO: “FUE POR LANA Y SALIÓ TRASQUILADO”
Por Jimmy Sierra
“El más tonto sabe más en su casa que el necio en la ajena”.
Cervantes
Bienvenidos al juego de los siete errores. O a los cuentos de las “mil y una noches”, pues vimos en el trabajo anterior que el señor Almánzar, en tan sólo ocho párrafos, cometió una retahíla de absurdos… Ello fue referido, exclusivamente, a la forma. Ahora, debemos abordar una tarea lastimera: desmitificar a este tío en lo tocante al contenido. Para ello no es necesario cambiar de canal: sigamos observando la misma ¿crítica?, del Listín del 16 de septiembre del 2006.
Iracundo, el “crítico” se lanza con saña contra “Cuatro hombres y un ataúd”. Y dice que: “… tenía un guión muy bueno, obra (sic) de Pericles Mejía, y su problema fue (sic) que, en la puesta en escena, los diálogos y situaciones escritos (sic) no fueron respetados…”.
Es preciso, aquí, recurrir a otra “crítica”, la que el mismo Almánzar hizo a la película “Viajeros”, publicada en el mismo Listín Diario, el día 2 de septiembre de este 2006: “En lo que se refiere a la puesta en escena, hay desigualdades más que evidentes en los tonos de la fotografía: al principio de la escena del cocodrilo cuando avisa (sic) a la chica…”.
Naturalmente, habrá de comprenderse que viene esta pregunta: ¿Qué es lo que él llama “la puesta en escena”? En la primera idea, concerniente a que “los diálogos y situaciones escritos (sic)” no fueron respetados, no hay asomos ni “restos” que nos puedan llevar a una conclusión. Sin embargo, en la segunda idea sí lo entendemos bien: ¡La puesta en escena es la fotografía! ¡Carajo! Este hombre ha descubierto el choco-leche con gofio. Ha inventado el mabí de yaniqueque con coco. Ha patentado la fórmula del arenque con habichuelas con dulce.
Atiendan bien esto: tiene más de 40 años escribiendo “críticas de cine” y cree que la puesta en escena es la fotografía. ¡Oh, Jehová!
Veamos más: sin embargo, impúdicamente, sin inmutarse, cuando “critica” la película “Lilís” elogia al director de fotografía, Elías Acosta, diciendo: “… sabe manejar la cámara, le saca provecho, sabe moverla…” ¡Ay, el pobre! Aquí jura que el director de fotografía es el que “maneja la cámara”, el que decide los movimientos de la cámara. ¡Mi Dios! Más de 40 años escribiendo “críticas de cine” y no sabe qué cosas están consignadas en el guión técnico ni cuáles son las funciones del director de la película. Ni mucho menos la del director de fotografía. Y le atribuye a este último el papel de decidir los movimientos de la cámara. Incluso, su ignorancia es tal, que no sabe que el director de fotografía tiene varios operadores bajo su dirección, que son los encargados de manipular la cámara. De “mover la cámara”. Por esa ignorancia escribe cándidamente: “sabe manejar la cámara”. ¡Y nunca habla de iluminación! ¡Por Dios!
Esto no es todo: al “criticar” a “Andrea”, antes de asestarle el golpe, escribe: “… sus autores demostraron que tienen cierto talento, tal vez instintivo, pero talento al fin, para hacer cine (sic): edición, fotografía, ciertos detalles de efectos especiales (sic)…” Y, más adelante, añade: “… pero a nadie le consultaron sobre el guión, que pecaba de excesivo (sic) en su duración (sic)…”.
No tiene quien le escriba, este general. Todo el que vio la película “Andrea”, aun sin tener conocimientos profundos sobre el particular, sabe que uno de los puntos menos logrados –el menos logrado de todos- fue, precisamente, la fotografía. Igualmente, que uno de sus aciertos fue la historia. Su éxito se basó, exactamente, en el guión. Pero este caballero, que no tiene ni la idea más remota de cómo se hace una película y quienes intervienen en ella, dice que la fotografía fue buena y el guión malo.
Todavía hay más: volvamos a la “crítica” del 16 de septiembre, 2006. Para cebarse en “Negocios son negocios” Armando Almánzar, después de protestar porque “… fue hecha de pe a pa sin preguntar a nadie”, expresa: “… cuando casi todos (sic) opinaron, a posteriori, (sic) que su protagonista no era lo más conveniente para semejante personaje (sic): un individuo feo y además pobre, no creemos (sic) que vaya a ser el objeto del deseo de una chicha bonita y rica”.
“Un tonto ilustrado es más tonto que un tonto ignorante”, escribió Moliere. ¿Y qué decir de este hombre?: De un solo plumazo quiere ignorar, no sólo la historia del cine, sino, además, de la literatura, el teatro y, en general, la narrativa. ¿Desconoce el señor Almanzar la existencia de innumerables obras literarias, películas, obras de teatro y otras, hechas a partir, precisamente, de esa trama: el chico pobre y la chica rica? Y, ¿qué decir sobre “el feo? ¡Ay, infeliz! ¡No sabe que ni siquiera Hollywood aboga hoy día por los criterios del hermoso galán que predominó en sus inicios! ¡Caballeros! No voy a citar ningún nombre, pero piensen tan sólo en diez de los actores más pegados de la actualidad: por lo menos cinco serán feos. ¡El quiere niños bonitos y ricos! Seguramente, su colega, Arturo Rodríguez, quien es experto en tomar fragmentos de las enciclopedias de cine, para luego presentarlos como “críticas”, llenaría treinta o cuarenta páginas de un periódico con títulos de películas –incluyendo cartones animados-, donde “los feos y pobres” se queden con la chica bonita y rica.
Recordaremos por siempre esa “crítica”. Ahora, pasemos a la de “Viajeros”, suscrita por el propio Armando Almánzar y publicada en el mismo Listín Diario el pasado 2 de septiembre.
Aquí, este señor escribe: “Además, y es algo que no es tan evidente pero se sabe (sic), sus creadores, los productores, directores, musicalizadotes (sic) y, tal vez, algunos (sic, sic, sic…) más pertenecen a una secta cristiana…”. Y a continuación le atribuye a esto último las fallas de la película. Como se comprenderá, las creencias que tenga alguien, jamás podrán determinar el resultado de una obra de arte. Por ser judío, musulmán, cristiano o budista no podremos colegir que el resultado será malo o bueno.
Dice, más adelante, este caballero: “… los supuestos expertos (el capitán de la lancha y sus ayudantes) lo hagan sin averiguar que se acerca una tormenta, cosa que sabe cualquier loco viejo con apenas tener (sic) un radio portátil…” El señor Almánzar ignora el hecho de que esa es una de las licencias elementales del drama. Y que, en consecuencia esto aparece en prácticamente el 95 por ciento de las películas de este género: detalles forzados para justificar la intriga. ¿Recurriríamos, otra vez, al “experto” en copiar pedazos de enciclopedias y libros, para darle un “fracatán” de ejemplos de ello al señor Almánzar?
Ojala y suceda esto último. ¿Y qué decir de la edición? ¿Tiene él alguna idea de esto? Pues claro. Lo explica así: “Por lo menos en lo que a edición se refiere (sic) no hay demasiados saltos, a pesar de que los “flashbacks” entran a empujones. Las escenas de la lancha en medio de la tormenta son lamentables porque de buenas a primeras de los quien (sic) sabe cuántos que al final entraron en al bote, apenas restan menos de una docena y nunca usted podrá apreciar (sic), como espectador (sic), qué carajos (sic) sucedió en realidad para que tantos se cayeran (sic) cuando es de suponerse que, con todo y tormenta, cualquier bote tiene asideros que precisamente, puedan agarrase para no caer (sic). Detenerse en medio del mar para que los tales “VIP” pasen del bote a un guardacostas no parece demasiado factible, pero se acepta (sic)”.
Sorprendente: el amigo entiende que “los flashbacks entran a empujones”. ¿Qué significará esto? Porque un “flashback” es eso un "flash”, una imagen relámpago que ilustra un fragmento del pasado y, en consecuencia, no puede editarse por medio de una disolvencia. Ni de una sobre impresión, wipe o pantalla dividida. Sólo tiene una forma de ser editado. De ser colocado. De ser insertado. No hay dos, ni tres, ni cinco. Se edita por corte o salto directo. Y eso es, precisamente, lo único que se corresponde con la edición de lo tratado en ese párrafo. Todo lo demás, a lo que se refiere es al guión y a la realización, veamos: los que entraron en el bote, que eran pocos y luego aparecen muchos, “los que cayeron”, “los que no se agarraron”, “la detención en medio del mar”, en fin, todo eso es materia de la realización. O del guión. Pero, para este despistado amigo si hubo un error en el guión o durante la filmación, las habas tendrá de pagarlas el editor.
La verdad es que todo parece indicar, que lo más cerca de una sala de edición que ha pasado este señor es a la distancia que media entre Santo Domingo y Ciudad del Cabo.
O, al menos así se desprende de sus juicios erráticos. Al enfrentarnos a la pobreza expositiva de este caballero entendemos a Nietzsche: “Sólo el que hace aprende”.
Sin embargo, el mayor crimen que comete este “crítico” es contra el maestro Ramón Orlando. Al tratar sobre lo que él llama “la supuesta musicalización (sic)”, refiriéndose al músico escribe: “… lo que él y sus superiores del film (sic) llaman “trabajo de musicalización (sic)” para nosotros es un deprimente “popurrí” de trozos musicales sueltos aquí y allá (sic)… Para la próxima, si se animan, por más cristianos que sean, prueben con un profesional que por lo menos sepa algo de cine”.
Quizás haya alguien que no lo entienda así, pero la verdad es que Armando Almánzar confunde aquí lo que es un compositor musical con un musicalizador. Y las faltas del segundo se las endosa al primero. El no sabe que la persona que hace la música para una película, en absoluto está obligada a “saber de cine”. Incluso, la música de un gran porcentaje de películas es seleccionada de trabajos que fueron hechos, previamente, para otros fines. Tal es el caso del inmenso repertorio de obras clásicas que son, a menudo, la despensa de donde sale la “musicalización” de una buena cantidad de películas. Y si no, que le pregunte a su carnal, el enciclopedista Arturo Rodríguez. De modo, que Ramón Orlando puede hacer una obra maestra y, cuando ésta es entregada a un musicalizador, éste puede utilizarla de manera inapropiada, dando como resultado un mal trabajo. Si fuera como dice el señor Almánzar, en las escuelas de cine del mundo tendría que haber una parte sustancial dedicada a la los compositores de la “música cinematográfica”, adonde tendría, según él, que haber ido Ramón Orlando. Pero, sucede que la música es música. Y el cine es cine. La música es, entonces, un soporte del cine. Igual que el teatro. Y la literatura. Si extendemos la idea del señor Almánzar a este último campo tendríamos que ninguna obra literaria podría ser llevada al cine, pues sus autores “no sabían nada de cine”. Pero sucede lo mismo: en la actualidad, un autor escribe una novela y resulta ser un best seller. Un estudio compra los derechos de ella y la entrega luego a un especialista, a un guionista, que la adapta al lenguaje fílmico. Y, si resultaría imposible adaptar los autores contemporáneos, ¿qué decir de los clásicos, según la idea del señor Almánzar?: Homero, Sófocles, Esquilo…. Ellos también tampoco “supieron de cine”.
Ufanía de ufanía, pero nada conocía: el desaguisado, entonces, es fruto de la ignorancia. Y ello se demuestra del modo más palmario cuando leemos lo que escribió Armando Almánzar sobre la música de “Lilís”: “No sé quién demonios escribió esas pocas notas que se escuchan incesantes (sic) y que no tienen nada de malo, lo que si es malo (sic) es que no se la quiten nunca de encima a las imágenes…”. Este amigo se lamenta de que “no sabe quién demonios escribió esas notas que se escuchan incesantes (sic)...” Vamos a satisfacer su curiosidad. “Esas notas que se escuchan incesantes (sic)” fueron tomadas de estas dos colecciones: “Les grandes pages de Mozart que vous aimez” y “Les grands Classiques que vous aimez”. Los fragmentos o “pocas notas “ seleccionadas fueron, Mozart: “Les noces de Figaro”, “Marche turque, III mvt”, “Requien en ré mineur” y “Une petite musique de nuit”; Rossini: fragmento de “Le barbier de Séville”, Grief: Suite Lyrique, Op. 54, y Berlioz: “La Damnation de Faust. ¿Complacido el caballero? ¿Ya sabe “quién demonios escribió esas pocas notas que se escuchan incesantes (sic)…?”
Excúseme otra vez, mi amigo. Y mejor poner esto entre paréntesis: (Los creadores de música prefieren ser llamados “compositores” y no “escritores”. Por lo que no sería apropiado “escribió”, sino “compuso música”).
Hachazo tras hachazo y este hombre nos romperá el espinazo. ¡Válgame, Dios! ¡Y tiene más de 40 años escribiendo “críticas de cine”!
Así es. Y hubiera querido dejar todo hasta ahí, pero hay una arrogancia infinita, que no puedo pasar por alto y que me recuerda a G. Elliot: “Era como un gallo que creía que el sol había salido para oírle cantar”. Fíjense ustedes: en su “crítica” del 16 de septiembre, a la que ya hemos hecho referencia, el señor Armando Almánzar le enrostra a todos los realizadores dominicanos el hecho de haber trabajado sin consultar. Dice que salvo “Cuatro hombres y un ataúd” que “tenía un guión bueno… Las demás fueron películas en las cuales no se consultó a nadie”. Sobre “Para vivir o morir” expresa que “fue un dislate de principio a fin y a nadie le preguntaron (sic) sobre la historia, la dirección ni sobre nada…” Después de afirmar algo parecido de “Éxito por intercambio”, acusa a los de “Andrea” de incurrir en el mismo “error”. Terminado con “Lilís”, cuyo “autor” no consultó nada de nada con nadie…”.
¿Cómo es la cosa? ¿Qué pretende este señor? ¿Qué lo consultaran a él? ¿Qué le preguntaran a él? Tal parece que ignoró el archisabido dicho del filósofo montarás: “Nadie puede dar lo que no tiene, ni venir de donde no ha estado”.
Estoy a punto de confesar con mucha pena que la cuestión parece ser otra: al final, en el penúltimo párrafo, nos dice con claridad esto: “Nosotros, hasta el día de hoy, y luego de haber visto y comentado (sic) sobre “Viajeros”, nunca henos recibido un centavo por leer un guión y comentar algo (sic), corregir unas cuantas cosas, señalar detalles que encontramos mal (sic)”. Y concluye con esto: “Pero, de todos modos, estamos a las órdenes de directores, guionistas, (sic) sean o no “insignes” o “geniales”. Prefiero no juzgar esto. Y escribir: “Sin comentario”.
No os desesperéis, entonces, esperando lo que sigue, pues mañana presentaremos el mejor perfil de estos ilustres caballeros.
















LA INSPIRACIÓN DE JOSÉ INGENIEROS
“El que conoce poco lo repite a menudo””
Thomas Fuller
Por ahí cuentan que, luego de escribir “La simulación en la lucha por la vida” y “Psicología genética”, el escritor José Ingenieros, estuvo un buen tiempo sin inspiración, en la ciudad de Buenos Aires. Y un día, en medio de una de las principales plazas de la ciudad vio un aparato que, no se sabe cómo, había llegado allí. Se trataba de “La máquina de explorar el tiempo” que, descuidadamente, el inglés Herbert George Wells había dejado mientras iba a dar una vuelta por la ciudad.
- “¡OH!, ¿Qué será esto? –pensó Ingenieros, mientras se introducía en el aparato – quizás una señal para que pueda lograr la inspiración para mi próximo libro”.
Respiró hondo y, con este pensamiento –inadvertidamente-, pulsó uno de los tantos botones que vio en el tablero, siendo trasladado sin remedio al Santo Domingo del 2006.
Quizás no lo había imaginado, pero al salir de la máquina quedó asombrado por las maravillas que vio. Y se dijo:
“Una buena oportunidad. De seguro, será aquí donde conseguiré la inspiración”.
Entonces, armado con la pequeña pantalla de la verdad, que había tomado de la máquina, salió a deambular por la ciudad. Y fijó su atención en un extraño personaje que estaba en la recepción de una agencia publicitaria.
Debemos decir que, por venir de otra dimensión, el escritor argentino no podía ser visto. Y enfocó la pequeña pantalla de la verdad sobre este hombre. Vio que su cerebro estaba oxidado. Lleno de moho. Embotado.
Estableció, asimismo, que este tío tenía más de cuarenta años descomiendo todo tipo de dislates en materia de cine, a los cuales hacía pasar como “críticas”. La pantalla le mostró que, a pesar de todo este tiempo este hombre no había aportado nada a la sociedad en la que había desenvuelto su vida.
Extendió su auscultación a los últimos cuarenta años de actividad de este caballero y sólo encontró un inmenso vacío. Era como si, en su interior, este hombre hubiese sido chupado por extra-terrestres. “¡Increíble! –Pensó Ingenieros –este tío está completamente en blanco-.
Le siguió observando, con esa mirada que sólo se obtiene viniendo de otra dimensión, y se dio cuenta de que el hombre estudiado era la suma de la vagancia intelectual. De la fruslería y la trivialidad.
Luego, vio en la pantalla lo molesto que estaba este hombre porque los productores de una película llamada “Viajeros” no le habían dado un “press book”, para poder “escribir” sobre ella.
Oyó, además, cuando el hombre se quejaba porque no le consultaban… No le preguntaban, a pesar que había inventado novedosas teorías: “Si Kubrick deja caer o le destruyen una película, con sus “restos” podemos filmar otra”, “El guión es la edición”, “La puesta en escena es la fotografía”, “El director de fotografía es el operador”, “Los creadores de música no son compositores sino escritores”, “La fotografía es el guión”, “La edición es la iluminación” “La puesta en escena es lo que coja mi bon”.
Sorprendido, Ingenieros descubrió que este hombre no sabía que la música de “Lilís” fue hecha a partir de composiciones clásicas, obra de los grandes maestros de todos los tiempos. Ignoraba igualmente, el observado, lo que es un falsete criticando, en “Lilís”, el que “a algunos actores les pidieron que falsearan las voces”.
Si. Ingenieros estaba horrorizado al ver que, a pesar de todo esto, del pecho de ese hombre colgaba un carné con la inscripción: “Crítico de cine”.
Era, para Ingenieros una caricatura de un cuadro de Salvador Dalí. Y, completamente perturbado, optó por abandonar el lugar.
Rara vez aquel escritor se había sentido así. Pero todavía faltaba lo peor. Al llegar a la Duarte con París, vio a otro hombre que miraba con unos ojos de horror al pavimento, aterrado ante la posibilidad de que el próximo paso le hiciera caer –pues este hombre debía pedir permiso a un pie para mover el otro. Este infeliz daba, pues, un paso hacia delante, dos atrás y cuatro a los lados. Era, entonces, la suma de la pusilanimidad.
Además, iba cargado con un pesado fardo de lamentaciones, recortes de periódicos, imprecisiones, folders, enciclopedias, disquisiciones… Y en su camiseta mostraba una foto gigante de Marilyn Monroe… A veces, se movía en círculos, recordando la vez en que decidió estrenar su propia sala cinematográfica. Ingenieros le vio recordar como se acostumbró a reescribir sus propias “críticas”, pues resultaba entonces, que las películas que había calificado de horribles al verlas en otros cines, por obra de una nueva versión, ahora, en su propio cine, se transformaban en obras maestras.
Entonces, Ingenieros siguió a este hombre hasta su casa y le vio sentarse frente a seis enciclopedias y diez carritos de súper mercado, cargados de fichas diversas. Y, como si todo esto fuera poco, vio como finalmente abría la pantalla de su laptop, donde apareció el buscador de Google. Y comenzó a escribir: “Viajeros”.
Luego de poner este título, el hombre empezó a lamentarse de que una retahíla de mojigangas –insípidas e insustanciales- que había escrito, resultaron en imperdonables fiascos.
Reflexionando, el escritor argentino volvió a enfocar la pantalla de la verdad sobre este infeliz. Y el aparato, implacable, no omitió el triste recuerdo de cuando el “crítico”“montó” su propia agencia de publicidad, donde dio rienda suelta a su “capacidad creativa”, con tan mala suerte de que nadie supo nunca que eso existió, pues no pudo vender ni un “helado en palito”. Por lo que, siendo el motivo de mofa de todos sus pares, escapó precipitadamente de aquel mundillo, respetando la idea de Demóstenes: “Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir en otra”.
Estaba, este hombre, atormentado por sus conflictos emocionales, existenciales y post-trascendentales, y se mesaba los cabellos, pues ahora estaba al frente de una flamante oficina destinada a promover el cine nacional y, desde la cual, se sentía feliz al favorecer las “grandes producciones hollywoodenses”, a “los grandes directores que nos visitan”, a “las fabulosas estrellas itinerantes” y, no obstante, estaba obligado a dar un pequeño espacio a algunos “loquitos” que pretendían hacer lo que ellos llamaban “cine nacional” .
Iconoclasta, se llamaba a sí mismo, mientras se dolía porque la universidad del Estado siguiera premovimiento una “carrera de cine”, cuando esa actividad nunca podría ser patrimonio de “los hijos de la canalla”. Afortunadamente, él les había impedido el paso en todo cuanto había podido.
Nada es eterno. Y, al fin, decidió referirse a la película “Viajeros” pero, al no ocurrírsele ninguna idea, echó manos a su arsenal de fichas y enciclopedias y se apertrechó en Google. Por eso, en la “introducción”, antes de maltratar a “Viajeros” presentó 24 otras películas. Ingenieros se sintió turbado al ver como, del modo más deportivo, este hombre dedicaba 5 columnas y media a la “introducción” y tan sólo media a “Viajeros”. 18 párrafos a la “Introducción” y cuatro a “Viajeros”. 185 líneas a la “introducción” y sólo 33 a “Viajeros”. Entonces, al entrar finalmente en materia, frustrado porque no podía dar “pié con bola” al escribir su “crítica”, decidió dar un solo golpe mortal “… uno de aquellos tiburones debió haberse engullido al director”. ¡Y punto!
-¡Oh, Jehová! –Se lamentó Ingenieros-, ¿Y este hombre pretenderá publicar esto? ¿Y le llamará “critica”?
Dubitativo, el escritor argentino vio al hombre moverse, en zigzag – ¿Por si alguna sombra le seguía?- hacia una pequeña emisora de radio, donde a éste se le unió otro, que estaba más vacío que él, y al cual Ingenieros había analizado antes. Observó como ambos, con la pereza de los zombis, comenzaron a dejar escapar de sus labios una sarta de palabras huecas, banales y sin sentido, que caían implacables sobre el pobre micrófono, que no tenía escapatoria.
Entonces, vio como pasaban y repasaban parlamentos monótonos sobre películas y pizzas, car wahs y celuloide, marcas de vehículos y fotogramas… Cámaras, pasta dental, musicalización, “restos” de película y fracatán. Y fruncían sus cejas, angustiados, amargados, frustrados. Vencidos. En un limbo de dudas, ineptitud, pereza, incompetencia, torpeza, incapacidad, depresión, desarraigo, necedad, ignorancia, vagancia, mala fe, futilidad, sevicia. A veces, sonaba –cacofónico- un timbre de teléfono, por donde se escuchaban voces plañideras, adocenadas, adormecidas, cansadas, timoratas, lloriqueantes y gimientes. Entregadas. .. Y establecían un diálogo de complicidad, en el cual los dos hombres daban frívolos dictados de una sapiencia inexistente, presumida, ausente, jactanciosa, encopetada, ostentosa… La única visión que se le podría ocurrir a Ingenieros al comparar toda aquella barahúnda era un eclipse.
Luego, estos dos hombres pasaron a despotricar contra las creaciones “del patio”, al tiempo que alababan las más recientes producciones de Hollywood: “Supermán”, “Batman”, “Matriz”, “X-Men”…
Obcecados, al salir de aquel frío lugar los dos hombres fueron en busca de algunos pases de “cortesía”. En estas circunstancias, y sumido en la mayor confusión, Ingenieros les dejó. Y pasó a analizar el tercer hombre. En realidad, no se trataba de uno sólo, sino de varios correveidiles que, en conjunto, no tendrían el valor de uno sólo.
Silenciosos, pululaban por las salas de redacción de algunos periódicos, se movían ante las cámaras de televisión o, simplemente, insuflaban su porquería por las ondas hertzianas. Eran, ellos, una caja de resonancia de lo que decían los dos anteriores.
Cabalgando sobre el corcel de la oportunidad estaban estos hombres, cuando Ingenieros les vio. Esperando invitaciones menudas, brindis ocasionales y pequeños regalos y chucherías, que les daban una efímera felicidad. Para su “trabajo” se limitaban a esperar las opiniones escritas de los dos primeros tunantes, para repetirlas monótonamente: “No sirve”, “Es un disparate”, “No vayan a verla”, “No pierdan su tiempo”…
Indignado, el escritor se lamentó de que estos satélites no conocieran este proverbio alemán: “Cuando una paloma empieza a frecuentar los cuervos, sus plumas permanecen blancas, pero su corazón se vuelve negro”.
En fin, al terminar aquella terrible experiencia Ingenieros estaba devastado. Era, como si de pronto se enfrentara a un cataclismo. Finalmente, completamente avergonzado, no tuvo otro remedio que montarse de nuevo en la máquina del tiempo, que devolvió a Wells al regresar a Buenos Aires. Y corrió a su apartamento, seguro de que tenía ya el motivo de su inspiración...
Luego, comenzó a escribir así: “Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarse para grandes acciones. Custódiala: si la dejas apagar no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas inerte: fría bazofia humana…”
Obligado por todo lo que vio, después, puso el título que ustedes saben a la obra que le haría famoso.
Será, entonces, mañana cuando termine con esto.


UN CUENTO DE HADAS
“Las nubes duran sólo un momento. El sol es para toda la vida”.
Rabindrah Tagore
Lo ideal ahora, es dejar a un lado “El hombre mediocre”, de José Ingenieros, pues cierto día, en un terreno baldío y estéril, dos cambrones y varias guasábaras lambonas que les hacían coro, se sintieron alarmados por un extraño ruido. Y era que, bien cerca de ellos y luego de una llovizna, apareció un pequeño pasto verde.
Onofre de la Rosa, “La silla”, Jaime Domínguez, “Juan María Almonte,
“Vía crucis”, Richard Douglas, “Rumbo al poder”, Miguel Angel Martínez, Cine Militante, Napoleón Veras, “Primero de mayo”, “Caen los remos”, “Pescadores”, Ramón Orlando, Peyi Guzmán, Francisco Pollock, Reynaldo Disla, Gissel Jiménez, Isabel Turul, “Carnaval y caretas”…
-Si lo dejamos crecer –dijo el Cambrón Uno –vendrán las plantas. Y con ellas las flores y los frutos.
He aquí, que el Cambrón dos, añadió: -Es cierto, todo será caos, desorden y perturbación. Debemos estar alertas.
Impasible, el coro lambón de las guasábaras, sentenció: -¡Corroboro! ¡Corroboro!
En efecto, cuando apareció el primer arbusto la emprendieron contra él, hiriéndolo de muerte con todas las espinas. Después, levantaron barreras de piedra.
De modo, que se sintieron tranquilos.
Eso no ocurrió al día siguiente, pues, en lugar de uno, eran más de cincuenta los arbustos que aparecieron.
Victor Pinales, Los Carradine, José Rafael Sosa, Carlos Alfredo
Fatule, Don Álvaro Arvelo Hijo, “Nueva Yol”, Karina Noble, Tito,
“Cuatro hombres y un ataúd”, Manuel Corripio, Claudio Chea,
“Perico Ripiao”, Rubén Abud, Franklin Domínguez, Dante Cucurullo,
El Indio, Romig González, Leonel Mota…
Inmediatamente, con más ensañamiento, los cambrones y guasábaras los destruyeron sin piedad. Y construyeron muros de granito en todo el lugar.
Volvieron, pues, a estar tranquilos.
Otro día pasó y los arbustos fueron cien. Y, lo que es peor, también aparecieron varios árboles de regular tamaño. Y, por aquí y por allá, surgieron algunas flores.
“Siete días con el pueblo” “Nueva York III”, Roberto Payano,
Ángel Mejía, María Castillo, “La cárcel de La Victoria”, Víctor Pujols,
Elías Acosta, “Andrea”, Niurka Mota, José Mateo, “La maldición
del padre Cardona”, “Lilís”, Johanne Gómez, “La Tragedia
Llenas”, Tony Gómez”, Hendry Zarzuela, Ginna de la Cruz…
Aterrados, los de la tierra baldía la emprendieron contra todo el verdor, lanzando sus golpes por todos lados, destrozando las ramas, pisoteando las flores, matando aquel verdor, hasta el cansancio, durante todo el día y parte de la noche, cuando colocaron muchas puertas de barro en el inmenso valle.
Debemos decir que, a partir de aquí, no pudieron dormir, pues inexorablemente el verdor fue creciendo de modo vehemente, brotando de la tierra miles de arbustos, de árboles, helechos, flores, frutos…
“Un Pasaje de ida “Sanky Panky”, Carlota Carretero, Che Castellanos,
“Enigma”, Lorena Reyes, “El sistema”, Pablo Guzmán,
Bolívar Mejía, "Trópico de cáncer”, “Corazones perdidos”,
Basilio Nova, “Juego de hombres”, Danilo Solís, “El secuestro”,
Perícles Mejía, “Náufragos”, “El color de la noche”, “Tiro de Gracia”,
Eric Taveras, Adrian Agramonte …
Quedó claro que, al principio, los cambrones y las guasábaras lograron destruir unos cuantos. Más la cantidad era tal que no había forma de contener el bosque, que crecía y crecía bien alto, buscando el cielo, desafiando la esterilidad.
Una lluvia incesante hizo brotar más pasto y más verdor, más árboles y arbustos, más helechos y flores. Y frutos.
“El círculo vicioso”, E“90 millas al Este”, “Cristiano de la secreta”,
“Los gavilleros”, “Tiro de gracia”, “Operación Patakón”. “Trópico
de cáncer”, “Roomate”, “Crimen”, “La cortina del palacio”, “El brazo”,
“Éxito por intercambio”, Ariel Mota, “Masacre en el río Yuna”,
“Testigo ilegal”, Ramona Cáceres, “Víctimas del poder”,
“Pasaporte rojo”, Negocios son negocios”, Los documentales
de René Fortunato, “… el regreso del sueño”, Ariel Mota,
Gerard Núñez…
Sólo el verde prevaleció, finalmente. Lo arropó todo. Lo copó todo. Lo venció todo. De los cambrones y guasábaras no volvió a saberse jamás.
Así, fue confirmada la teoría del autor de este trabajo: “Cuando una pluma no es asalariada, es un león furioso: salta, golpea, aturde y aniquila”

 
At noviembre 24, 2006 4:08 p. m., Anonymous Anónimo said...

He leído de un tirón, casi sin parpadear, los “elogios” a los “eunucos del harén”.
He gozado las citas que espolvoreas en cada artículo.
Están bien escogidas y caen como anillo de bodas.
Los eunucos:
“Están allí cada noche.
Ven hacerlo cada noche,
pero no pueden ellos mismos…” (Behan).
Ya era hora de cantarles las verdades del barquero a estos sujetos, o como decía mi abuela: mandarlos a freir tusas.
Ha sido un suapeo en forma…, Jimmy Sierracasi ha desollado al orejano con el que se ensañó.
Confieso que he quedado impresionado con la espuma de aquel bípedo.
En la cita de Kipling repite sin querer el cómo en el lugar del dónde:
“Seis honrados servidores me enseñaron lo que sé,
sus nombres son:
cómo, cuándo, DONDE, qué, quién y por qué”.
En cuanto a la cita de Demóstenes….
Como bien se sabe, Demóstenes fue uno de los grandes oradores de la antigüedad.
Soliviantaba el areópago con su voz.
Enfrentó a Esquines, a quien enrostraba su origen humilde.
Pero a la hora de ir al combate, huyó tan pronto vio venir al enemigo, y lo hizo tan vergonzosamente que abandonó el escudo y la espada en el campo de batalla.
Así pues, es muy gracioso que se justificara luego, diciendo:
“Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir en otra”.
Pero tratándose de él, en la “otra” es probable que también huyera.
Héctor

 
At noviembre 24, 2006 4:15 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aunque con mucha dificultad, puede descifrar los acrósticos. Son estos:
1) Un Solo fotograma de Lilis, (en el primer artículo)
2) Vale cien mil veces mas (en el segundo articulo)
3) Que un millón de sus cuartillas(en el tercer artículo)
4) Bienaventurados los que hacen (en el cuarto artículo)
5) Porque de ellos será el reino de los cielos (En el quinto artículo)
6) Hiede Vivos a Duquesa (en el sexto artículo).
Para aquelos que no recuerdan o no saben lo que es un acrostico pueden sacar las primeras letras de cada uno de los parrafos y el resultado será la clave decifrada.
Felicito de todo corazon al autor de esto, aunque me imagino el trabajo que le costo hacerlo. Esos acrosticos estan tan buenos como los articulos.

 
At noviembre 25, 2006 6:05 p. m., Blogger .............. said...

Increible...!!!!!!!!!!

Luego de un millon de controversias sobre las cosas que dijo el señor Henry Vasquez y todo eso, sobre el guion de la pelicula El sistema, especificamante, "Del robo de este", segun su version... esto es lo que el mismo publico hace unos dias en el blog de cinedominicano. Me alegro sobre manera que ete problema se este aclarando y que sea el mismo quien de su opinion sobre este film, el cual vale mencionar que ha recibido muyyyy buenas criticas del señor Almanzar y Arturo Rodriguez, quienes ya sabemos, son unos afamados criticos de cine de la Rep. Dom. e implacables a la hora de dar su opinion.

 
At noviembre 27, 2006 12:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

yo pienso que esta es un disparate de pelicula,el sistema no sirve

 
At noviembre 29, 2006 10:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

Una cosa a la señorita Ivon quiero aclara que ella es la que menos debe opinar de este lio ya que ella misma fue participe del proyecto original del EL SISTEMA
yo fui uno quien trabajo el EL SISTEMA original y tengo fotos con el equipod e produccion trabajando en continuidad.
Ella sabe muy bien de donde vino el guio asi que deje de ser tan lambona que eso amiga no le cae bien.
El guion es de mi amigo henry vasquez que tiene los el valor de aguantar la cosa que la ha hecho y por eso gente como yo lo apoyamos...asi que amiga Ivon que la conosco bien deje su comentario y suerte ya a Henry Vasquez y el tiene el guion original y el demo de la pelicula con su nombre en los creditos asi que deje eso ya
que el sistema nuevo no sirve.
Como dice el refran lo malo se paga y se devuelve.
Eso es un castigo de dio.

Uno de los tiguere que estuvo agarrando los reflectores el primer dia de rodaje en villa mella........y que sudo mucho.

 
At noviembre 29, 2006 10:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

Diablo que boche.........

 
At noviembre 29, 2006 10:55 p. m., Anonymous Anónimo said...

Eso da pena por mas que los propios equipo de produccion tratan de denferde esa pelicula ya las sala de cine la esta bajando y la gente no va.
Senores es unnnnnnnnnn clavo ....roboa o no es un clavo
No fue un exito.

EL ESPIA

 

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